¿Existe alguna razón de existir mejor que otra? Estas pequeñas criaturas (como a mí me gusta llamarlas) muy probablemente no tengan una muy buena razón, es más, quizá no tengan razón alguna. Sin embargo cada minuto que paso observándolas lo pongo más en duda. Les llegas a coger apego y acaban por adquirir una entidad propia, un lugar en el mundo. Y resulta de lo más interesante, en un ejercicio de extrapolación, poder llegar a palpar ese apego por el simple hecho de existir, sin razón aparente, en multitud de situaciones o interacciones en la vida cotidiana. Donde acaba dibujando más el observador que lo observado.