Sola en silencio viendo de lejos sombras que pasan por tu alrededor.
Quieta sin prisa, abrazando tus rodillas, repitiéndote que así es mucho mejor.
Buscando las palabras sencillas y ordenadas que te cuenten lo que pasa en tu interior.
Sintiéndote perdida a la deriva por la vida, protegiendo un castigado corazón.
Y si te hubieran dicho que sería el destino quién te tenía previsto algo así.
Te hubiesen ofrecido tal vez algo distinto ¿habrías vuelto a decir que sí?
Viva en tu cuerpo te vacías del miedo, navegas tu vientre en busca de algo mayor.
Y encuentras la risa lamiendo la herida, ya no sabrás si hiciste bien o si no.
Soltando las amarras te miras a la cara, te llenas de agua, piel, voz y pulmón.
Preñándote de vida, confusa y decidia, palpando lo mejor de esta nueva estación.
Y entre llantos de aguamiel revives una y otra vez lo que pudo ser.
Y desde dentro sientes que de alguna forma, sin querer, la niña se hizo mujer.
Con lágrimas rotas te bañas de ahora, te dora la aurora, la que te vio nacer.
Ves a lo lejos que habrá tantos retos, que habrá tantos miedos, que vas a enloquecer.
Gritan las entrañas, la eufória te embarga, te mueres de ganas de verlo aparecer.
Y bailas la arena y sueltas la pena, recoges la fuerza para no ceder.