Ya se acabó lo que se daba,
llegó este tren a su última parada.
En el andén de las madrugadas
ya no habrá más nuestras encrucijadas.
Habrá que recoger las pertenencias
y vaciar maletas si es que pesan,
hacer un hueco para lo vivido
a ver si cabe en nuestros bolsillos.
En cada adiós una postal en blanco,
postal de un suspiro blando,
suspiro de un lamento amargo.
Ya se acabó lo que se daba,
que vaya bien y muchas gracias,
que sea leve el viaje de regreso,
que sepa a miel ese último beso.
No dejaré que vengan mis fantasmas
a visitarme en esas noches raras,
ni que me digan que fue un fracaso
esta vez no voy a hacerles caso.