Yo no quiero estar contigo en este estrecho laberinto,
porque aquí no cabe nada, ni siquiera el olvido.
Heridas en la frente y los rastros de mi sangre en la pared
¿cuántos cabezazos son los necesarios para aprender? Yo no lo sé.
Desgastaron los intentos, la distancia y los silencios.
Y aunque compartimos cama sigues siendo una extraña.
Rasguños en las manos de sujetarme con tanto vaivén
¿cuántos temporales son los necesarios para ceder? Yo no lo sé
¿Ya pasó lo peor?
Lo más probable es que no...
¿Ya llegó lo mejor o no?
Por los mares del instinto navegando sin destino,
donde tantos se perdieron no iba a ser yo tan distinto.
Ciego por el hielo, resbalando torpemente en el arcén
¿cuántos tropiezos son los necesarios para crecer? Yo no lo sé