Ignasi Bosch

Perder

Si a un niño pequeño le quitas el juguete o el objeto con el que está jugando lo más probable es que se eche a llorar. Eso ya indica que de alguna forma nos disgusta dejar de tener. Que nos lo arrebaten, y de alguna forma perder es un hurto del destino, o que nos roben directamente provoca esa sensación de pérdida que asociamos a algo negativo.
El escrito viene a describir la sensación concreta, en una ocasión perdí cierta información que venía guardando desde hacía años en un cd-rom (parte del libro estaba en él) que de pronto de un día para el otro apareció como vacío. El choque que me provocó aquello me incomodó de una manera casi  exagerada y quise hurgar en ello, en parte para saber un poco de dónde salía aquella fuente de incomodidad y por otra para desprenderme un poco de aquella sensación tan angustiosa.
A pesar de que algún tiempo más tarde y a base de mucha insistencia conseguí recuperar parte de la información, la sensación de pérdida traducida en ese nudo en el estómago se me quedó grabada. El que te duela más o menos el perder o no perder va relacionado directamente con el “afecto” o la  importancia que se le dé al objeto en cuestión, probablemente sería interesante saber de dónde sale ese “afecto” o importancia. La sensibilidad en general es algo bueno, pero un exceso nos hace mucho más vulnerables a circunstancias del todo externas por lo tanto del todo incontrolables.
Demos la importancia justa a lo que lo valga.


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