Tengo la duda de que si las palabras siempre tendrán o no intencionalidad.
Observándolo todo desde el punto de vista de una única lente podríamos llegar a afirmar que sí, que siempre tienen una intención. Ya sea esta pragmática, hipotética incluso reflexiva o simplemente descriptiva. Siempre guardan un propósito más allá de el de comunicar, lo que unas veces dicho propósito no se deja vislumbrar con facilidad.
En este caso, que es el que nos concierne en momento presente, no es otro que el de ejercer de pequeña guía. Arrojar un ápice de luz a unas palabras más bien opacas que en su día no tuvieron más intención que ejercer de testimonio y que, más tarde, fueron empaquetadas y lanzadas a los vientos para que, en el caso de encontrar algún escuchador, llegaran a oídos ajenos.
Un propósito decodificador de la tela de araña tejida a lo largo del tiempo. A su vez le sirvió a un servidor para revivir momentos pasados y vislumbrarlos desde otra perspectiva.
Ejercicio que me aportó momentos estimulantes y una visión, benevolente incluso, de los errores o los defectos de uno mismo.
Sin más dilación os dejo con las semillas que habitan en cada una de las diapositivas, vistas desde el dorso. Empecemos con Detrás de las Palabras elementales.