Existen momentos en los que la refl exión puede jugarte una mala pasada si se encauza por un camino estéril. Leves trastornos del sueño, alimenticios o estacionales colaboran más bien poco en conseguir un equilibrio y ,con él, una visión más templada y racional. Inmerso en esa nube todo adquiere un tono descolorido, apagado, algo deprimente. Como un pantano espeso en el que te vas hundiendo si no luchas por salir, el estado de apatía actúa de la misma forma.
Y es cuando te preguntas un tanto asustado ¿qué utilidad real tiene la vida?, y esa es una pregunta mal formulada que si llega en un momento poco adecuado provoca el no ilógico desengaño general, cierta decepción, en defi nitiva alimenta el pesimismo y la apatía. La pregunta se podría reformular con un simple “qué puedo hacer yo para hacerla útil”. La vida como tal, en su conjunto, es poco más que tiempo. Una película con un principio y un fi nal inapelables pero no defi nidos, donde ejercemos de guionistas, directores y protagonistas. De ti depende hacerla interesante y/o útil.
¿Lo haces?