Usar un puzzle como metáfora de la vida no es para nada nuevo ni brillante. Pero sirvió para representar la sensación de que a lo largo de la vida van apareciendo piezas y tú eres el encargado de hacerlas encajar. Hay piezas que ya vienen con sus instrucciones, pero las hay que aparentemente no corresponden a tu puzzle y necesitan voluntad y paciencia para lograrlo. En ocasiones las debes guardar en sitio seguro ya que requieren la colocación de un par de fichas antes que puedas encajarlas. Incluso las hay que necesitan largos periodos de reflexión y observación para acabar encontrando cómo colocarla, y las hay que deben ser descartadas, a veces incluso, mucho a nuestro pesar.
Cada pieza puesta es una experiencia, de cada pieza sacamos algún saber, un aprendizaje.
Y en alguna ocasión podemos perder alguna de las piezas, quedando el vacío que nos recordará la ausencia, el no haber entendido la importancia de esa en cuestión. Pero incluso el hueco acaba por formar parte del puzzle.
No cabe decir que este puzzle es personal, intransferible, imposible de describir o explicar y es interminable.
¿Tienes muchas piezas por encajar?