Ignasi Bosch

El origen de todo esto I

Hoy toca un viejo cuento. Es más que probable que alguno de los que lo lea ya lo haya oído con anterioridad, ya que es un cuento recurrente que me viene a la cabeza cada vez que la discusión acalorada a altas horas de la noche se encamina hacia temáticas relacionadas con la economía. Pero me apetecía dejarla escrita así no hará falta repetirla muchas más veces y tan sólo facilitar el enlace. Fácil, práctico, barato(ya que estamos en el tema).

La historia comienza hace miles y miles de años. Cuando el hombre se organizaba en pequeñas tribus nómadas que viajaban constantemente en busca de alimento, agua etc. Pues bien, una de esas tribus en una ocasión se paró a la vera  de un río y pasó allí un par de días. Llegado el momento de partir, un pequeño grupo decidió quedarse un poco más. A medida que pasaba el tiempo, los que fueron prorrogando su estada se acondicionaron un tanto el lugar. Pequeñas cabañas, establos etc. Había uno de ellos que le apasionaba el río y le fascinaba sentarse en la orilla con su caña y pasar las mañanas con la calma y el sonido constante del agua al circular. Pescando, en silencio. Otro de ellos en cambio prefería alimentar y cuidar sus animales. Gallinas, cabras, ovejas lo que fuera. A otro le encandilaba el hecho de enterrar pequeñas semillas y que de ellas apareciera un árbol frutal, legumbres, etc.

También hubo quien no le apetecía encargarse ni preocuparse de nada externo. Y cansado de separar la arena de la comida ideó un ingenioso objeto de cerámica donde servir la comida y mantenerla limpia. Extrapolemos eso a cualquier oficio posible en esa época.

Llegó un momento en que el pescador estaba como poco harto de comer siempre pescado. Así que se dirigió al de las gallinas y le propuso cambiarle dos pescados por una gallina. A este le pareció una idea magnífica ya que por su parte estaba harto de comer siempre lo mismo. Así de simple empezó todo.

El siguiente paso es obvio. El de las gallinas quiere unas manzanas, pero resulta que el de las manzanas aún le queda una gallina pero le iría muy bien un traje nuevo. El de la gallina le ofrece al del traje un  cambio para así poder conseguir las manzanas.

La situación se complicó un poco ya que en ocasiones para conseguir una manzana debías cambiar la gallina por unos platos, cambiar los platos por arroz, el arroz por pescado y finalmente pescado por manzanas.

Para evitar este laberinto de trueques, el listo de la tribu ideó la moneda de cambio. Un objeto cuyo valor quedaba estipulado y ya no haría falta tantos intercambios. Con uno sólo tenías el valor equivalente. Y ahí empezó todo. Lo que quería ser un objeto puente para conseguir uno deseado acabó convirtiéndose en el objeto deseado. Quizá por no saber lo que se deseaba. Uix.. me pasé del tiempo…    


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