Una idea puede llegar a ser brillante, casi perfecta. Su único defecto es precisamente ese, que tan sólo es una idea. Para llevarse a cabo debe traspasar ineludiblemente el umbral, adoptar una forma. El principal problema radica en que el escultor que le debe dar la forma es humano y ahí empiezan los contratiempos.
Estaríamos de acuerdo en que una idea bien planteada es sólo una y a pesar de ello hay numerosas formas de llevarla a cabo. Eso de por sí ya deja entrever que hay algo que no encaja, que hay matices en las variables que no casan con el concepto. Repito: una idea, distintas resoluciones.
A priori podría pensarse que eso más que un inconveniente es una ventaja, hoy yo no lo veo de esa manera. Y me baso en ello en numerosos ejemplos. Véase la política, la espiritualidad, la educación, proyectos empresariales etc. Detrás de cada uno de ellos habitan distintas ideas, cada una de ellas meditada y desarrollada por gente capaz y sin embargo su ejecución, en cada una de las formas adoptadas, ha llevado a la humanidad al límite del abismo en repetidas ocasiones.
Detrás del escultor habitan intereses, temores, prejuicios y lagunas de conocimiento. Eso crea un filtro que puede llegar a desvirtuar la idea por completo, a corromperla hasta tal punto que cualquier parecido con la idea original sea una mera coincidencia.
Me viene a la cabeza que podría ser algo parecido a intentar poner en el mismo plano la relatividad general y la mecánica cuántica… pero eso lo atacamos otro día.