Ignasi Bosch

La tierra prometida

Me quedo con lo que me ayuda a dar el siguiente paso. Puesto que no tengo plan de vuelo me es imposible adelantarme más de dos pasos en la llanura. Existen un sinfín de tierras prometidas y aunque no conozca a prácticamente nadie que haya llegado a ninguna, por no osar decir que no conozco a nadie, lo que se rumorea de quienes dicen haber llegado es que tampoco tienen ni idea de cómo acabaron allí. Incluso los faros que indican el supuesto camino permanecen en tierra de nadie lejos de ese manantial de magia eterna. Llamadme suspicaz… pero ¿no resulta un tanto sospechoso eso? ¿O sólo me lo parece a mí?
Uno de los dilemas, o mejor dicho, tareas más complicadas de acometer es el de tener el filtro lo más calibrado posible. Me explico. Se trata de tener el centinela lo mejor situado y lo menor distraído que sea posible para indicarnos, a su vez que alertarnos, según convenga. ¿Y cómo se hace eso? Preguntareis. Pues no tengo ni la menor idea, responderé. Eso dependerá de a qué faro volquéis la esperanza - No me hagáis ni caso porque estoy improvisando vilmente - El tema vendría a ser que después de veinte mil años de civilización (cuatro mil según los creacionistas) no ha habido péndulos (por no utilizar una palabra más grosera) de saber hacia qué dirección remar. Y quien lo crea saber (bienaventurados ellos), espero que nos lo cuenten una vez hayan llegado a tierra firme, no tan sólo cuando la vislumbren. Lo sé, soy un escéptico empedernido, será que tengo el centinela demasiado distraído. Pero es culpa suya, no mía. Ohh qué reconfortante resulta eso de echarle la culpa a otro. Y para aquellos que requieren de palabras clave, sí… estoy hablando de la felicidad, del amor, de la iluminación, del zénit o como más os convenga llamarlo.

PD: Releyendo el texto hay algo de mala leche en él, pero prohibido retocar nada. Debe ser la luna llena… Ohh qué reconfortante resulta eso de echarle la culpa a otro ;-)


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