A pesar de ser una palabra escurridiza difícil de agarrar y retener, realmente creo que es necesaria. Necesitamos política. Pero ojo no nos confundamos ya que habitualmente se le da un uso a la palabra no del todo adecuado. Demasiado a menudo la juntamos indivisiblemente a la palabra “político” y es entonces cuando empieza a desprender cierto olor fétido. Por razones perfecta y repetidamente demostradas, lamentablemente.
Considero necesario encontrar el matiz para evitar la fuerte y sensata tentación de ponerlo en el mismo saco.
La política es muchas cosas, de acuerdo, tantas que puede llegar a ser lo que uno quiera.
Yo sigo en la fase de encontrar similitudes por todas partes con la música. Hay una frase espectacular del gran Zappa que siempre he encontrado genial: “Recuerda que la información no es conocimiento. El conocimiento no es sabiduría. La sabiduría no es verdad. La verdad no es la belleza. La belleza no es el amor. El amor no es la música. La música... la música es lo mejor”
Yo la interpreto como que la música se convierte aquí en un comodín, puede ser absolutamente lo que tú quieras. Pues algo así podría ser la política, pues como vimos es un término muy amplio.
A mi me gusta verla en su faceta más teórica, como el estadio siguiente en el escalafón del pensamiento. El ejercicio intelectual de materializar la filosofía. Y en ese proceso se agregan disciplinas como la sociología, historia, economía o psicología. Cómo llevar de la mano un pensamiento abstracto hasta una receta de principios adoptables por alguien. Conseguir saber articular una idea que impregne o incluso modifique el sentido común del momento para poder avanzar unos pasos más. Manejando conceptos tan complejos como libertad, contrato social o la hegemonía y plasmarlo en forma de discurso y construyendo literalmente una realidad.
Desde Maquiavelo a Žižek, de Gramsci a Keynes o de Hayek a Laclau, todos ellos y muchísimos más crearon los pensamientos incluso las palabras en las que reposan, en versiones low cost, todos los discursos e ideas detrás de cada uno de los partidos de hoy día, aunque, repito, en sus versiones low cost. Las versiones extendidas requieren de un esfuerzo que los votantes no estamos ni preparados ni dispuestos a realizar, por ahora.