Ignasi Bosch

No digas nada

En el preciso instante en que digo que voy a hacer algo, es como si todas las dudas se despertaran súbitamente y se pusieran en guardia. Alerta para acabar boicoteando el intento, porque al final acaba siendo eso, un mero intento.  

En el momento en que digo que no voy a hacer algo, se apresuran todas las tentaciones como si de su llamada se tratara y los principios y decisiones parecen despistarse a posta.
Decir no es hacer, como es sabido, pero no tan sólo eso sino que en ocasiones bien parecen antónimos.

Haciendo un poco de memoria, repasando un tanto mi propia cronología veo que ha sido cuando me he propuesto que es cuando he acabado haciendo.
La pregunta es obvia. ¿Y no se lo dice uno a sí mismo para proponérselo? Tengo mis dudas al respecto. Incluso diría que uno ya se lo ha propuesto incluso antes de saberlo.  

El camino parece claro. Como reza el segundo aforismo del “Arte de la prudencia”:  No digas nada, no te lo digas ni a ti mismo, simplemente hazlo.


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