Cada día crece más el temor a la ambigüedad, no es ningún secreto que la vida, como todo, es terreno de contrastes, de dualidad, de extremos que se alternan. En Busca de ese equilibrio que nunca acabará de llegar y asumiéndolo. Quizá la vida se trate más de aprender a asumir que no existe tal equilibrio que intentar conseguirlo. De todas formas no tengo muy claro lo que resultaría más difícil.
Llevo tiempo sin adentrarme en las profundidades. Y eso me ha hecho ver desde fuera que quizá tanta reflexión era solo puro desencanto, un suspiro que a la vez era grito. Sin embargo recuerdo que aquello era importante para mi... aunque ahora no consigo recordar exactamente porqué. Recuerdo que me absorbía, cada vez más y más hondo, dificultad bárbara para salir...... y ahora me cuesta entrar.
Pero en cierta manera me da la sensación de ejercer más de espectador ahora que antes. Antes me cerraba a la contemplación... pero era contemplación del yo, descubría cosas, aprendía, entendía, incluso inventaba para suplir carencias o simplemente por el gozo de crear. Y ahora, como aquél sol en el eclipse, me mantengo activo, ocupado, sin entender, sin preguntar, contemplando el incesante y trepidante desfile de los días.