La vida no es un dónde, no es un cuándo, no es un con quién, ni siquiera un porqué. Menos aún un para o un hacia dónde. No es un cuánto, ni un quizá. No es una excusa, no es una justificación, evasiva ni coartada. La vida no entiende, ni juzga, ni valora, ni distingue. No escucha, no otorga ni concede. La vida no para, no espera, no avisa. No razona, no negocia, no intercambia. No es un nombre ni un adjetivo. La vida no es buena, no es mala, no pinta, ni ensucia ni limpia
La vida es, y con eso basta.