No encuentro la manera de centrarme, divago sin poder evitarlo. Es imposible centrarse en una sola cosa. Cúmulo de despropósitos, los unos que siguen a los otros. He sido víctima de mi propio “invento”. A falta de talento, aptitud; a falta de aptitud, imaginación; a falta de imaginación, opción; a falta de opción, búsqueda; a falta de búsqueda, convicción; a falta de convicción, nada. Ese es el camino, ahora estoy en el paso de encontrar opciones, a medio camino entre el todo y la nada. La diferencia está en que los pasos superiores casi siempre implican a los anteriores pero no viceversa. “Sólo” falta imaginación, aptitud y talento. Pero aquí no es sencillo dar un paso hacia delante.
Es tan curioso lo que ocurre últimamente, me siento tan distante de encontrar un pequeño motivo que provoque un desenlace satisfactorio con los “sonidos”. Me cuesta interesarme a mí mismo y ese es un requisito imprescindible. Todo lo que intento carece de suficiente interés y nunca desprende suficiente luz para atraerme.
Es algo más profundo, hay que decir algo no basta con pintar florecitas de colores a cualquier rostro. Quizá es un momento de esos que se necesita de motivaciones externas para cultivar nuevos caminos pero es como si tuviera la sensación de que el problema no es de la rama de los “sonidos” en exclusividad. Las palabras tienen el poder de la ref lexión y la facultad de no adquirir luz pero captar la intranquilidad de todas maneras. El problema reside en el interior. Estamos otra vez en el mismo lugar que otras veces, la eterna pregunta ¿por qué hay que contar algo especial? Quiero creer que uno crea lo que uno es, que una persona superficial, “simple”, sin motivaciones ni creencias propias impregnará de alguna manera esa carencia en su obra. A veces la falta de información confunde pero si de todas maneras el resultado entra, seguro que es porque habrá sido malinterpretado. Ese también es un factor importante, ¿cuántas veces se le ha atribuido talento a personas sin pizca de él simplemente por malinterpretarlo? una persona primero “es” y luego “hace” no al revés. Se intenta “ser”, pero eso muchas veces resulta un problema, de esa manera es casi imposible “hacer”. Todo resultado carecerá de interés por no iluminar con la luz correcta. Aprendamos a ser.
Divagar
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Diseño y maquetación: Mariona Maresma
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