Ignasi Bosch

Eventos presentes

Todo cambia mucho más aprisa de lo que uno percibe. Nuestro alrededor va siguiendo su paulatino viaje mientras nosotros nos precipitamos a toda velocidad por el precipicio sin darnos ni cuenta. Hasta que un buen día te  detienes un segundo y con cierta falsa confianza te preguntas “¿quién soy?”, “¿hacia dónde he ido todo este tiempo?”. Y descubres sorprendido y temeroso que te has convertido en alguien que no conoces. Tus imágenes, tus recuerdos, tus conceptos. Muchos siguen siendo los de antaño. Dentro de tu cabeza muchas cosas siguen estando ahí, otras han cambiado tan despacio o tan lenta y progresivamente que no te diste ni cuenta y otras más lo hicieron rápidamente y cambiaron del todo. Pero eso siempre pasó. De manera que jamás percibiste un cambio de ese  calibre, pero sucedió. Un buen día das el paso definitivo que te acerca más al nuevo ser dejando atrás la orilla del pasado. Siempre quedarán vestigios de lo que fue, es inevitable. Esculpido en nosotros existe todo un mapa. Pero ese mapa se va extendiendo, esculpiendo a cada nuevo paso... hasta conseguir que esa parte antigua signifique  una porción tan diminuta que no tenga peso alguno. Como en todo camino las fases están ahí. Ahora toca esta. Ya llegará el dichoso día en el que tengamos que ser lo mismo sin poderlo cambiar ya... o quizá no, quizá siempre se pueda cambiar...


Os aproximáis de nuevo, formas temblorosas que os mostrasteis hace ya mucho tiempo a mi turbada vista. Mas, ¿intento apresaros ahora? ¿Se siente mi corazón aún capaz de semejante locura? Os agolpáis, luego podéis reinar al igual que, saliendo del vaho y la niebla, os vais elevando a mi alrededor. Mi pecho se estremece juvenilmente al hálito mágico de vuestra procesión. Me traéis imágenes de días felices, y algunas sombras queridas se alzan. Como a una vieja leyenda casi olvidada, os acompañan el primer amor y la amistad; el dolor se renueva; la queja vuelve a emprender el errático y laberíntico camino de la vida y pronuncia el nombre de  aquellas nobles personas que, engañadas por la esperanza de días de felicidad, han desaparecido antes que yo.

Las almas a las que canté por primera vez ya no escucharán estos cantos. Se disolvió aquel amigable grupo y se extinguió el eco primero. Mi canción se entona para una multitud de extraños cuyo aplauso me provoca temor, y todo aquello que se regocijaba con mi canto, si aún vive, vaga disperso por el mundo.
Me sumo en una nostalgia, que no sentía hace mucho tiempo, de aquel reino de espíritus, sereno y grave. Mi canto susurrante flota como arpa de Eolo; un escalofrío se apodera de mí. Las lágrimas van cayendo una tras  otra. El recio corazón se enternece y ablanda. Lo que poseo lo veo en la lejanía y lo que desapareció se convierte para mí en realidad. (Fausto, Goethe)


Ayer descubrí que mi vida hasta ese instante no fue más que un sueño...
Y es algo que desespero por olvidar...
No por tachar esos recuerdos que nunca dudaré si existieron...
Sino por borrar el amargo dolor de este despertar.


Alguna vez ha pasado por tu cabeza la pregunta de ¿qué es exactamente y cuál es el propósito explícito de la tecnología? Ésta sería una manera muy resumida de lo que se entiende hoy por hoy por tecnología:

“La tecnología es el conjunto de conocimientos, técnicas y procesos para el diseño y construcción de objetos y útiles que sirven para satisfacer las necesidades de la humanidad.”
Nos encontramos una vez más en que la clave reside en que debería ser un mero medio... Sería el enlace entre el hombre y su fin... pero ¿cuál es el fin? Con el dinero pasó lo mismo, tenía que ser el intermediario y se convirtió en finalidad. Pues nos encontramos en una situación similar. Se ha perdido de vista la finalidad que debió ser, supongo, la búsqueda de la comodidad, para pasar en un abrir y cerrar de ojos a una esclavitud permanente e imparable a expensas de conseguirlo. ¿No nos ha superado con creces el desarrollo? ¿Desarrollo de qué exactamente? Se necesitan máquinas para fabricar las máquinas que controlan las máquinas que nos ayudan en  nuestras “necesidades” aunque no sé realmente si dichas necesidades dejaron hace tiempo de serlo.
De qué nos sirve realmente la tecnología si se ha desarrollado a pasos tan apresurados que nadie conoce realmente las posibilidades de ella. Pasos apresurados obviamente para satisfacer a la estampida humana que se precipita de forma imparable hasta el más puro de los absurdos. O por otra parte satisfacer a unos pocos que convencen al resto con deslumbrantes artilugios y los venden como la solución al mundo y sus problemas, igualmente absurdo. Usamos artefactos que nosotros, los usuarios, estamos a años luz de comprender. ¿Cómo podemos llegar a sacarle partido a algo así?
Si fabricaran la máquina perfecta que realmente cumpliera su fin... ¿no se llegaría a un punto muerto? ¿Realmente interesa? ¿No es más “práctico” construir una máquina casi perfecta para así poder irla perfeccionando y así poder seguir vendiéndola?

Se entiende que aquellos que han destinado toda su vida a conocer, a estudiar y a desarrollar... a inventar, a construir etc. también  necesitan subsistir y si con su tarea “ayudan” a millones de personas lo deberían hacer de una manera solvente y cómoda.
Pero hasta qué punto los intereses son realmente honestos... No estoy en absoluto en contra de la tecnología. Al contrario, en mi trabajo y en mi ocio la tecnología es parte fundamental y de ahí mi queja y desespero. La honestidad seguramente sea un lujo inconcebible en un mundo tecnológicamente avanzado. Donde el fin es demostrar que mi máquina es mejor que la tuya sea o no cierto, que os lo cuente el sr.Gates que de eso sabe un rato. Y como él tantos otros.
Y son esos quién llevan las riendas del mundo... a ver donde nos llevan... de momento lo que parece es que nos dirigen directamente al caos, a la demencia, a la locura...

“Bienvenidos al tecnoholocauso”.



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