Cada mañana, cada nuevo día a la misma hora acudía al mismo sitio. El lugar donde las conoció, el lugar donde las perdió y observa en silencio el sórdido escenario. Y fluyen...
Recuerdos, esas sonrisas, esas lágrimas todavía húmedas...
Sin hacer nada sucede todo, un universo interior infinito todavía por descubrir. Se va revelando despacio, a cada paso se descubre el suave velo que esconde un trocito de lo más profundo. Espectador de su propia función.
En el único lugar donde no se rige por el tiempo, donde no se juzga ni se explica, donde simplemente se es. Escondido a los ojos ajenos intentando sólo vivir, o vivir solo... ¿existe diferencia alguna? la acción de vivir es y será siempre en singular. Otra cosa distinta es compartir, puedes compartir cada mañana, cada nuevo día, cada misma hora. compartir un sitio, un lugar, el silencio, los recuerdos, las sonrisas, las lágrimas... pero no el interior. Puedes intentar describirlo pero no vivirlo como ningún otro ser... compartir en el tiempo pero no en el espacio...
Y el describirlo es infinitamente difícil, es un misterio que se te va revelando por episodios... episodios desordenados de una historia única, singular.
El puzzle que te describe, el puzzle que te hace. Un jeroglífico sin pies ni cabeza, sin principio ni fin y que va creciendo cada día que pasa, apareciendo piezas nuevas constantemente. Las intento guardar todas con mimo, en lugar seguro, con cariño.
Puzzle
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Diseño y maquetación: Mariona Maresma
Palabras elementales:
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Prólogo
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Relatos del abismo
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Después del Ocaso
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Reflejo inexorable
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Catarsis final
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Plática del Espilce
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Puzzle
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Pedazos del libro negro
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Después del Ocaso
- Templo de lo absurdo
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La búsqueda
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Perdurar
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Divagar
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Ser, estar
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Hablar
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Preguntar
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Clasificar
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Perder
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Silencio
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Reto
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Tiempo
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Naturaleza
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Susurro
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Recuerdos
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Perdurar
- Cuentos cortos inacabados
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Revolviéndose en la odisea
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Eventos presentes
- Lanzando botellas al mar