Ignasi Bosch

Perdurar

Si algo tenemos, si algo debemos es no desistir.
Pero ¿qué pasa cuando las fuerzas fallan, cuando no queda fuerza ni fe, cuando la situación no es ni buena ni mala, cuando todo nuestro alrededor parece avanzar impasible a nuestros esfuerzos o cuando no queda ni una gota de luz que alimente nuestro ánimo a seguir intentándolo... ¿qué pasa entonces? Preguntas absurdas en un mundo absurdo. Lo absurdo en un entorno absurdo puede convertirse en normal., pero ¿qué es normal? La normalidad la hacemos nosotros mismos normal, más bien habitual. Lo habitual se convierte en normal. Siempre dependiendo del resto de la gente, y ¿quién me asegura a mí que ellos sean normales? Pocos supieron estar al margen, jugar al mismo juego con sus propias reglas o con las mismas reglas jugar a su propio juego, quien sabe. Si otros lo consiguieron ¿por qué los demás no podemos? ¿Qué les hace a ellos diferentes a mí? Puede que la inteligencia, que fueran seres superiores. Puede que el entorno próximo o puede que algo más, ese algo que no logro averiguar y que sólo ellos supieron hacerlo y por eso llegaron y yo no. Quizá pensaban lo mismo. ¿Por qué tendemos siempre al inconformismo cuando el conformarse es siempre lo más fácil? ¿Cómo podemos conformarnos en algunas cosas y en otras no? ¿Quién lo decide? Me gustaría pensar que nosotros mismos pero tal y como están las cosas poca gente decide ya nada. Como trenes que siguen una vía preescrita con un principio y un fin nuestras vidas se consumen poquito a poco desde que nacemos hasta que dejamos de vivir. ¿Existe remedio? Cada día que pasa perdemos la oportunidad de elegir, el camino se va estrechando a medida que vamos avanzando asumiendo lo absurdo como habitual, transformando lo ilógico en real, acatando el pasado y convirtiéndolo en finalidad. Seremos animales de rebaño, seguramente necesitemos sentirnos seguros en sociedad. El estar aislados nos deteriora., pero ¿quién no lo está?. Como burbujas solitarias en un mismo mar, deseando estar cerca sin enterarnos que no existe ninguna posibilidad de sentirnos cerca de nada pues cierto es que solo morirás. Quizá sea entonces, aunque un poco tarde, cuando entendamos nuestra única finalidad... perdurar... pues escrito lo llevamos y eso jamás se podrá borrar. Y si un día se consigue, no hay duda que se convertirá en nuestro final. El día en que podamos escoger será el último día que veremos un amanecer. Pero estoy seguro que aún entonces la vida seguirá... pues ¿cuál es nuestra finalidad? ¿intentar? ¿avanzar? ¿perdurar? ¿inventar? quizá todas ellas, quizá alguna otra, quizá ninguna. ¿Por qué debe existir una finalidad? Nadie supo explicar la razón ni la manera, ni el momento ni el lugar ¿por qué debe existir una finalidad? Y si la tuviera... ¿por qué la tendríamos que saber o entender?
Nosotros asumimos nuestro papel y lo desarrollamos lo mejor que sabemos y ya está. ¿Será una perdida de tiempo todo lo demás? tantas preguntas que malgastan momentos que pudiéramos estar aprovechando... pero ¿en qué? ¿cuándo se aprovecha el tiempo? ¿Cómo se aprovecha el tiempo? Ahora yo mismo pudiera estar haciendo cualquier otra cosa... y estoy aquí haciendo esto, para cualquier otro pudiera parecer estar perdiendo el tiempo, absurdeces escritas en papel. Pero para mí mismo y ahora mismo me sirve de todo. Quizá no se lo pregunte, quizá se lo pregunte pero no le de más vueltas, si algo tenemos es la diversidad. Y ahí está la clave, como hormiguitas, entre todos y poquito a poco avanzamos sin parar. Algunas se pierden, otras llegan a su hogar, unas se conforman y otras salen a explorar. Pero entre todas consiguen su objetivo: perdurar...


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