Ignasi Bosch

La Trinidad de Fausto

Triángulo desdichado que vierte lágrimas detrás del telón. Latencia que retarda el inevitable desastre. Los tres vértices condenados cuando te das cuenta de que no son sólo tres, no existe un sólo triángulo, miles de ellos que construyen una compleja forma, la forma de la realidad.

Qué difícil admitir el egoísmo, existen infinidad de excusas, se inventaron para eso, para ocultar el egoísmo. Tooodo es puro egoísmo.
Quizá desaparezca tan sólo en el último suspiro.

-Fausto 1- Me gusta estar a su lado, me da seguridad. A su lado soy alguien. Me asusta la idea de la soledad, de perder esto. Recuerdo el primer beso, la primera vez. Todos los momentos tan especiales. Tantas risas y tantas lágrimas que no hicieron más sino unirnos. Permanentemente expectante. Lucho para que no decaiga. El tiempo va pasando y esa es la finalidad.
Aunque es cierto que no es como al principio, pero es lógico no se puede pedir eso, es sólo que a veces desearías que las cosas fueran algo distintas pero a pesar de ello sigo pensando que la fortuna me ha sonreído... por esta vez, habré conseguido despistar la mala suerte que durante tanto tiempo me persiguió. Entre los dos marcamos un nuevo comienzo y entre los dos escribimos nuestros días. Hay días en los que sólo espero el momento de llegar a nuestro rincón y ver pasar las horas. Los dos sabemos todo del otro.. lo bueno y lo no tan bueno, aprender y asumir eso por parte de los dos es una de las cosas que más feliz me ha hecho.

-Fausto 2- Al final te acabas por acostumbrar a todo, al día a día, a sus cosas, a mis cosas.. a nuestras cosas... y si no te acostumbras lo aceptas o como última solución lo entiendes o viceversa, a veces es más fácil una cosa que la otra. El tiempo juega a favor porque nos va empujando, es como una ayuda, nos acompaña del hombro. Ya no importa si la primera vez que nos vimos coincidimos por casualidad o si llevábamos enamorados tiempo antes de dirigirnos la primera palabra. Tampoco importa si todavía nos besamos para darnos las buenas noches o si simplemente se oye un murmuro al apagar la luz mientras nos damos la espalda. No tienes tiempo de pensar, quizá se te ha olvidado por falta de práctica, la cuestión es que hay tantas cosas en la cabeza que no da lugar a plantearse, o peor, a replantearse nada... si vamos a la deriva al menos vamos todos en el mismo barco.
Un día intenta dar color uno y algún otro día da una pincelada el otro, dentro de este glaciar se agradece de vez en cuando un poco de color y poco importa si uno da más dotes de “pintor” que el otro aunque siempre querrías que al otro se le diera mejor, no más a menudo, mejor,  aunque es igual si la pincelada es por necesidad, complacencia, compromiso o pacto. Pero por eso estamos juntos, porque encontramos los colores que el otro tiene y que al uno le faltan. No sé imaginar una vida distinta, una vida sin estar a su lado... aunque en un empeño de humildad no se si por falta de imaginación o porque no sabría estar. No consigo recordar como era mi vida antes. Nos vamos planteando objetivos y así de esta manera, etapa tras etapa vamos consiguiendo llegar a buen puerto, juntos.

-Fausto 3- Asumo que la vida es un abrir y cerrar de ojos, no da tiempo para demasiadas cosas. Es cierto que en montones de ocasiones desearía alguien a mi lado... pero no todo es tan sencillo... de hecho ya lo he probado en varias ocasiones, pero no resultó... demasiado complicado. Prefiero ver siempre alguna puerta abierta, poder desaparecer unas semanas así, sin más. Y con el tiempo me he convertido en alguien más bien que anda entre la soledad... que no en ella. Me resulta más fácil esa visión, sin responsabilidades ajenas, al menos no más de las estrictamente necesarias. Tengo una vida social bastante activa, cosa que me hace sentir realizad@, y además tengo tiempo para mis cosas. Se debe estar loco para hipotecar todo eso a cambio de un pacto tan frágil. Ya no puedo concebir todo eso del amor, el amor no cabe en el mundo de hoy, es tan sólo un intercambio de intereses. Nadie debe ser dueño de nadie, todo el mundo debería tener el valor y el derecho de decidir por sí mismo. Sin que influyan factores externos.

Camuflados entre ellos existen los dos verdaderos faustos... Que sus argumentos no confundan la verdadera inercia de esa esencia. Uno de ellos está claro, el que no tiene nada que perder... eso es lo más fácil, ese orgullo, puro trofeo o pura embriaguez primaveral... aunque difícilmente pase de eso. Por otro lado el lazo indivisible... la ingenuidad por uno, la cobardía por otro; la dependencia a un lado y el conformismo al otro... hagan sus apuestas pues la ruleta está girando...


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